lunes, 25 de noviembre de 2013

Y al final... las limícolas



No siempre se puede viajar tan lejos como hace dos post, ni siempre apetece estar viendo la cara de los mismos gorriones (como en la entrada anterior). Así que, cuando busco algo intermedio, siempre aparecen las aves limícolas. Y esto es así por una serie de razones fáciles de entender:
  • Hay un gran abanico de posibilidades (tanto al lado de casa como a menos de una hora en coche).
  • Entre las de los pasos y las invernantes están disponibles en casi todas las épocas del año.
  • Fruto de esta variabilidad  las podemos fotografiar con distintos plumajes y con muy diversos comportamientos.
  • Y, sobre todo, puedes ir a por ellas sin preparación previa. Sin hide, sin camuflaje. Sin cebar previamente. Como a mi me gusta.
  • E incluso, si no las localizas, has podido dar un gran paseo por alguno de los parajes más impresionantes de nuestra costa.
Así que, cuando hay mucho mono de fotografiar, y las playas y humedales se vacían voy para allí y, si los perros y sus incivilizados dueños lo permiten, paso el día con algunas de las especies de aves más curiosas y simpáticas que conozco.

Así fotografié en el paso otoñal este Correlimos Común (Calidris alpina). Rebozado literalmente por el suelo en la marisma norte de Baldaio y en buena compañía.

Una gozada. Poco más que pedir.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

En el jardín de casa...



No cabe duda que en los destinos exóticos y lejanos es más fácil fotografiar aves pero son momentos excepcionales y, en los últimos años, duramente restringidos por distintos avatares personales. Incluso las salidas de campo en lugares próximos se han visto muy reducidas pero...

...a los que como yo tienen suerte de tener un precioso jardín en casa siempre nos queda la opción de los comederos de invierno y de fotografiar los pájaros del entorno más inmediato.

Hoy traigo esta hembra de Gorrión Común (Passer domesticus) fotografiada a menos de 20 metros de donde estoy sentado, ya hace un tiempo, un día con bonita luz después de haber llovido. Puede que sea el ejemplo más humilde y corriente de una foto de aves, pero sirve para ejemplificar el contraste con la entrada anterior y, en cualquier caso, porque esta foto en concreto me encanta.

Por cierto, si queréis ver al macho de la especie en una localización muy próxima lo podéis hacer aquí.

En esta otra entrada, ya antigua del blog, podéis ver el montaje que empleo habitualmente en casa. Bien es verdad que ahora muchas veces simplifico y me conformo con una simple silla-hide (ya pondré unas fotillos). Allí fotografío gorriones, petirrojos, verderones, carboneros y otros de los que ya me he hecho amigo. Ellos saben que yo estoy allí y pienso que muchas veces ni camuflaje haría falta, pero con nuestro juego del escondite nos entretenemos esperando que especies nuevas se decidan a bajar. Y en eso estamos.

Nos vemos...

sábado, 16 de noviembre de 2013

Una foto, una excusa...


La verdad es que necesitaba una buena excusa para retomar el blog. Casi tanto como necesitaba quitarme todo el moho y herrumbre de encima y recuperar sensaciones. Volver al campo, a pasear, a ver bichos, a hacer fotos, ...sentir gusto por las cosas.

Y se dio la ocasión. Después de un largo tiempo sin viajar surgió, como sin quererlo, un viaje fotográfico-ornitológico a una de las mecas europeas para este tipo de actividad: las islas Shetland. Casi quince días en autocaravana con un buen amigo por Shetland, Orkney y las Highlands. Bueno, ya dije que estaba oxidado o sea que tampoco esperéis nada especial. Alguna fotillo se hizo (poco bueno) pero lo mejor fueron las experiencias vividas, paisajes, detalles...

Al lio. La foto que sirve como excusa no es gran cosa pero se trata de una especie emblemática para mí y por la que empecé a interesarme al ver los fantásticos trabajos de Alejiga (por ejemplo ésta o esta otra). La mía nada que ver, oigan, pero mucho ilusión por tenerla.

Fue en un día complicado, en la isla de Fetlar, envueltos en lluvia y neblina y con una luz horrorosa. desde dentro de la autocaravana (a la que no le entraban las marchas) la pude fotografiarla por fin. Tiro 4 ó 5 disparos al ave sin más pretensión que la de asegurar y, de repente, ¡¡¡Error en tarjeta CF!!!

Un papelón. La tarjeta, una Lexar de 16 Gb, que falla y sólo con una de 4Gb de repuesto. En el cambio de tarjetas el bicho sale volando y si te he visto no me acuerdo. Empiezo a hacer memoria de las fotos perdidas y ...sudores fríos. Deben de ser bastantes, pienso.

A partir de ahí todo se complica. Toca desandar el camino. A toda velocidad a coger un ferry que nos traslada a la isla principal, Yell. Luego carrera larga por carretera hasta su capital Lerwick. Busca una tienda fotográfica y compra una tarjeta de marca ignota de repuesto: la única disponible en toda la isla. Esa tarjeta nueva volvería a fallar nuevamente en Orkney intentando fotografiar un Colimbo Chico (pero esa es otra historia).

De hecho, a día de hoy, aún no se si el fallo está en la cámara (espero que no) o en las tarjetas. Lo iremos viendo.

Días después, ya de vuelta en casa, numerosos intentos de acceder a la tarjeta. Nada, no es posible. Que la formatee...dice. Me resisto. Ahí dentro se que hay un Agachadiza. Como se que probablemente no podré volver a Fetlar a fotografiarla pruebo programas de recuperación de datos y otras soluciones pero sigue hermética, impenetrable.

Por fin, la luz. Un programa, el Photorec, obra el milagro y las fotos vuelven a aparecer. Están ahí. No son buenas pero me hace mucha ilusión.


Ya tengo la foto, ya tengo la excusa.

Vuelvo al blog: ...sin moho, ...sin herrumbre. Casi como liberado.