No puedo evitarlo. Cada vez que los veo por las playas no me parecen pájaros de verdad. Sus andares.. su traje casi de frac de pingüino...Los Ostreros (Haematopus ostralegus) ejercen sobre mi una extraña fascinación.
En algunas playas de ambiente urbano llegan a ser bastante confiados y, con paciencia, se dejan poner a tiro de objetivo. En otros lugares, en cambio, no te dan ni tiempo a acercarte. Mira que he hecho quilómetros detrás de ellos (y los que me quedan).
Las dos primeras fotos están tomas en una de mis playas fetiche (Cariño, A Coruña). La última fue un largo juego al escondite aprovechando la ondulación de la arena en la playa de Sada (A Coruña), donde no son demasiado frecuentes.
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